Walmendinger Horn es el nombre de una montaña situada en un lugar de los Alpes austríacos. Llegamos allí tras algo más de tres horas y media de viaje en coche. Desde el pequeño pueblo construido al pie de la montaña, un teleférico con capacidad para unas cincuenta personas da acceso al pico de la misma, transportando a sus viajeros desde los 1.200 metros de la falda a los 1.946 metros de la cumbre. Una vez arriba, un mirador nos regala un increíble panorama que impresiona incluso a las personas de la región. Los verdes prados del verano se cubren de blanco en el invierno actual, cuando dos telesillas explotan numerosas pistas de esquí y los turistas disfrutan de la nieve que abunda entre octubre y mayo.
Salimos del teleférico y quedamos boquiabiertos ante las vistas desde el mirador, donde toda descripción anterior se ve eclipsada por la realidad, en parte gracias a un día despejado con un sol que permite descubrir montañas a kilómetros de distancia y a la vez da un brillo espectacular a una nieve que lo cubre prácticamente todo. En ese mismo punto ajustamos nuestras tablas y bajamos la pista, deslizándonos luchando contra un centro de gravedad desplazado por culpa de la mochila y el saco de dormir. Tras bajar esa primera pista tomamos un telesilla que nos transporta a la zona más alta de la montaña de al lado. En el espacio entre esas dos montañas serpentean varias pistas por las que circulan sorprendentemente pocos esquiadores, quizás debido a que ya no es temporada alta.