miércoles, 28 de diciembre de 2011

Mi queridísimo Glühwein

Si bien es cierto que el invierno en Alemania se hace bastante duro, no tanto por las bajas temperaturas sino por las pocas horas de sol, también lo es que las navidades tienen ese punto cinematográfico que tanto se echa de menos en España. 

Los primeros copos de nieve del invierno, los escaparates de los centros comerciales, la gente ataviada con gorros, bufandas y guantes o un domingo en el sofá bajo una manta con la blanca ciudad como fondo pertenecen a ese ideal colectivo de la Navidad. Sin embargo, hay algo que me gusta mucho más que todo eso, y es el mercado navideño. 

En el mercado navideño solemos encontrar en un lugar central un pequeño escenario en el que coros de la región regalan al público las canciones navideñas que han ensayado durante los últimos meses. En torno al escenario y en calles que forman una diminuta ciudad se albergan preciosas casitas de madera que contienen puestos de productos y alimentos artesanales. Juguetes de madera, complementos tejidos a mano o embutidos fabricados a la antigua usanza son oferta habitual en dichas casitas. Además de eso suele haber algún carrusel, un trenecito e incluso puede que una diminuta noria como atracción para los más pequeños. Por último nos topamos cada pocos metros con puestos de comida que ofrecen crepes, salchichas, pizzas, waffels, fruta cubierta con chocolate o frutos secos garrapiñados. 

lunes, 19 de diciembre de 2011

La grapadora asesina

Con asombro aprecio que no ha pasado nada. Deposito la grapadora sobre la mesa. Observo con atención el dorso de mi mano. Las marcadas venas serpentean esquivando el escaso bello que finaliza poco antes del nacimiento de los dedos. Ellos, finos y puntiagudos, permanecen juntos como abrazándose entre sí. Los separo lentamente pero me sorprende la falta de espacio entre los dedos índice y corazón, que permanecen unidos como pegados entre sí. Hago mucha más fuerza pero sigo sin lograr separarlos. Confuso por la situación, busco respuesta en la palma de mi mano y descubro una grapa que une ambos dedos.

Segundos antes, en mi habitación me preguntaba si una grapadora normal y corriente podría lanzar las grapas al abrirla y prescindir de la parte inferior que hace las veces de molde para deformar las mismas una vez han atravesado el papel. Así pues, abría la grapadora y hacía fuerza para comprimir la parte superior, espectante por saber hasta dónde volaría la grapa, si es que volaba. Para ello cogía la grapadora por el extremo de donde salen las grapas y, tonto de mí, sin darme cuenta ponía los dedos índice y corazón en la salida de las mismas para con el pulgar hacer fuerza para lanzar la grapa.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Stevie Starr: el misterioso regurgitador profesional

Nacido en Glasgow,  Stevie Starr cuenta que descubrió su "talento" tratando de ocultar dinero en el horfanato en que se crió. Durante su show, Stevie  ingiere diversos objetos y es capaz de mantenerlos separados e incluso manipularlos en su estómago para después regurgitarlos. 

Stevie apareció en varios programas de televisión americanos en los años noventa. Después tuvo durante un tiempo un espectáculo en Las Vegas y realizó algunas giras en norteamérica. El año pasado participó en Britain´s got talent, quedándose a las puertas de la final. Ese mismo año participó en Das Supertalent (la versión alemana), donde logró alcanzar tanto la final como mi admiración. Este año ha participado en la versión checoslovaca, alcanzando nuevamente la final. 

Cuando lo vi por primera vez en el show alemán, me dejó tan perplejo que estuve visionando y leyendo todo lo grabado y escrito sobre él, que por cierto no es mucho. Sorprendentemente no encontré ninguna explicación sobre cómo Stevie puede hacer lo que hace. Parece ser una mezcla de ilusionismo y de alguna extraña anomalía corporal.

Espero que os guste el show y os animo de veras a ver sus actuaciones en los programas que he mencionado arriba.

Por cierto, no intentéis hacerlo en casa.

martes, 13 de diciembre de 2011

El sistema métrico singular

El mes pasado pretendía volar a Cádiz para asistir a un curso intensivo de guitarra, pero debido a mi daltonismo me equivoqué de puerta de embarque en el aeropuerto. Cuando vi no podían cruzarse en el pasillo del avión debido al sobrepeso pero que vestían unas minifaldas que provocaban naúseas comprendí que me volaba rumbo a Londres. 

Media hora antes, las modernas técnicas de seguridad del aeropuerto de Utebo habían detectado mi peligrosísima botella de agua de medio litro y el equipo de dos mujeres alcohólicas engargado de la seguridad me había invitado a deshacerme de la misma. Desprovisto de mi arma y por tanto sin posibilidad alguna de secuestrar el avión como había hecho en anteriores ocasiones cuando me había equivocado de puerta de embarque, decidí seguir observando las asquerosas piernas de las azafatas durante las dos horas restantes del vuelo. Era un poco como aquel video de 2 girls one cup, que por muy asqueroso que sea no puedes dejar de mirarlo. Por supuesto yo sí dejé de mirarlo cuando ví de lo que iba, solamente hablo de oídas.
 
Si has hecho click en el enlace anterior has sido Rickrolled. Si tienes interés en el video simplemente busca 2 girls one cup en google y que te diviertas.

Una vez en Londres utilicé la vieja táctica de hacerme pasar por un tío de negocios. Saqué los prismáticos del bolsillo y observé a un londinense trajeado que sostenía un cartel para indicar que esperaba a un tal Tokarato Chumino, así que estiré la piel al lado de mis ojos y la uní a mis orejas por medio de dos pinzas de la ropa que siempre llevo a mano para tales ocasiones. Efectivamente, el truco funcionó y aquel hombre me llevó al hotel y se despidió hasta el día siguiente.
 
John, que era como mi nuevo amigo se llamaba, me recogería a las nueve de la mañana y me llevaría a la conferencia, en la cual por lo que entendí Tokarato Chumino, osea yo, iba a dar una charla sobre los últimos adelantos en nanotecnología para la fabricación de tejidos autoplanchables. Al parecer se trataba de unas camisas que se planchan a sí mismas usando la plancha de vapor de casa. En caso de que no tengas plancha de vapor las camisas se humedecen a sí mismas en la ducha, se tumban sobre una superficie plana y se colocan unos cuantos libros encima para hacer desaparecer las arrugas.
 

viernes, 9 de diciembre de 2011

Nociones básicas de economía

Curiosamente (o quizás no tanto), los fundamentos siguientes son desconocidos para una gran parte de la población. Esto le facilita la vida a los bancos y a sus empleados, ya que se valen de esa incultura económica para colocar productos que más bien se asemejan a estafas que a inversiones o préstamos. 

Dado que las televisiones nacionales se utilizan para fines diferentes que proteger a los ciudadanos de estos timos enseñándoles algo de economía y puesto que la economía tampoco parece ser suficientemente importante como para ser enseñada en condiciones en la escuela, voy a intentar aportar mi granito de arena explicando de un modo sencillo unos cuantos conceptos que considero imprescindibles para cualquier persona. 

Atención: los conceptos y los cálculos están lógicamente muy simplificados para facilitar su comprensión. En caso de necesitar más información por favor utilizan los links a Wikipedia al final de cada punto.


martes, 6 de diciembre de 2011

Las peluquerías ya no son lo que eran

Recuerdo visitar todos los meses la peluquería del barrio, en la que el dueño Jesús saludaba efusivamente por su nombre a cualquier cliente que entraba y le preguntaba por su trabajo en tal empresa, por su suegra doña Rosario o por el dolor de espalda que sufría la última vez que lo había visitado. 

A aquel hombre le interesaba de verdad la vida de todos sus clientes, se preocupaba por ellos y les escuchaba atentamente mientras manejaba con precisión tijeras y peine hasta finalizar aquel corte tan característico. El resultado era siempre el mismo peinado: corto por los lados y por arriba un poco más largo para que se pudiese peinar bien a raya. Jesús siempre preguntaba cómo querías que te cortase el pelo y escuchaba atento la respuesta como para darte esperanzas. Sin embargo, daba exactamente igual que le hablases de mechas, melena, flequillo o cresta; podías estar seguro de que acabarías yendo a casa con el mismo resultado que la última vez que lo habías visitado. Así, mamá se alegraba de nuevo al verte llegar y alababa satisfecha a aquel hombre, que parecía tener un pacto secreto con todas las madres y abuelas de los alrededores para que el resultado del corte fuese siempre el deseado por ellas.